Wiki Bigopruebas
Registrarse
Advertisement

Las Montañas de Tennevoll

Era un lunes por la mañana en Tennevoll cuando el invierno Gaiano había llegado y con él, intensas intensas corrientes de frío, si Gaia era un planeta frío ahora lo es aún mas. En las lejanas tierras de Tennevoll se anunciaban los primeros casos de gente fallecida por hipotermia, aunque eran pocas, el invierno apenas estaba comenzando.

En la ciudad de Balgan, al noreste del continente, se hablaba de Grisha, un viejo ermitaño que vivía en las congeladas montañas de Tennevoll. Como todos los años la gente se preguntaba como era capaz de sobrevivir solo, rodeado de un bosque congelado lleno de animales peligrosos y desconocidos ya que esas zonas apenas y se han explorado. Se decía que era un viejo amargado y antisocial que odiaba a todas las personas de la comunidad y que por ello se había marchado solo, hace ya 20 años. Pocos conocían su nombre, unos cuantos lo habían visto y los que lo conocen se cuentan con una sola mano. Era normal que la gente hiciera chismes y lo vieran con malos ojos, simplemente preferían evitar hablar del tema pero los niños siempre preguntaban por aquella casa que se veía a lo lejos en las montañas.

Tras una semana de iniciar el invierno, la temperatura media en Ezia eran los -50°C y en la region de Tennevoll, los -80°C, aun peor en las montañas ya que habian -85°C. A pesar de ello, Grisha era un hombre fuerte y resistente así que soportaba perfectamente el frío, por supuesto con la ayuda de su gruesa ropa de piel de Oso Tenvel Gigante y los sistemas de calefacción que mantenían su casa cálida como cualquier otra. Normalmente sin todo eso seria imposible sobrevivir, a nadie le gustaría levantarse para lavarse la cara y notar que el agua de las tuberías esta congelada.

Grisha paso los 4 meses previos talando arboles para usar la leña como combustible de su preciado sistema de calefacción pero no contó con que este invierno seria mucho mas intenso que los anteriores. Las intensas nevadas cubrían su humilde morada con gruesas y vigorosas capas de nieve que él mismo removía todas las mañanas apenas levantarse.

El frío era insoportable, la calefacción de Grisha tenia que trabajar día y noche para hacerle frente al invierno, por ende tenia que quemar muchísima leña. Lamentablemente las reservas se fueron acabando mas rápido de lo previsto y al cabo de 2 meses Grisha había descubierto que su reserva se había agotado, pero todavía tenia bastante leña el día anterior, era evidente que le habían robado la leña.

Las grandes huellas fuera de su almacén eran la prueba irrefutable del crimen. Tal hecho no asusto ni molesto a Grisha si no que lo preocupaba mas el hecho de tener que conseguir leña lo mas pronto posible ya que sin ella esta frito... O congelado... Es así como inmediatamente se adentro en los fríos bosques a talar lo mas rápido posible, eran apenas las 11 AM y Albis no tenia mucho tiempo de haber salido, el calor de aquella estrella se sentía tan abrigador en esos momentos, incluso los animales parecían esperar ansiosamente el amanecer para poder disfrutar de la cálida sensación que ahora se necesita mas que nunca.

El filo del hacha de Grisha relucía talando y talando tantos árboles sin hojas. Al cabo de 3hrs ya había juntado una buena cantidad de leña suficiente para el resto del día.

Al regresar a su hogar se sentó en su cómodo sillón, desconcertado comenzó a pensar en la desaparición de su leña mientras disfrutaba del dulce calor de su chimenea, observando las llamas del fuego comenzó a recordar las huellas que había encontrado, parecían un poco extrañas. Al principio pensó que tal hecho había sido producto de vandalismo de algún grupo de adolescentes de la ciudad que querían molestarlo pero nunca le habían hecho algo así, además, llevarse esa leña a la ciudad seria complicado y costoso. De inmediato Grisha regresó a observan las marcas y huellas que había quedado en la nieve y se dio cuenta de que no parecían muy humanas, de nueva cuenta tal hecho no asusto a aquel fuerte hombre ya que él estaba seguro de que no había nada de que preocuparse, excepto el hecho de ya no tener apenas leña. Entonces continua con su vida normal, talando árboles en la mañana, cultivando en las tardes y finalmente en las noches continuaba con la lectura de su gran colección de libros. Leer las historias de sus antepasados era lo único que lo reconfortaba para inspirarse a escribir sus propias historias.

Un día, justo cuando talaba árboles por la mañana escuchó a un animal llorar, de inmediato trató de encontrarlo mientras lo escuchaba quejarse cada vez mas fuerte, parecía sufrir mucho. Finalmente encontró a un animal extremadamente raro, se trataba de un lobo, de esos que solo habitan en la Tierra, lo de desconcertó y sorprendió mucho el hecho de verlo ahí ya que los lobos son animales exóticos... Poco comunes fuera del planeta Tierra. El animal continuaba quejándose, así que Grisha comenzó a ver que le había pasado, tenía una pata rota y marcas de que se había pelado con algún otro animal. Grisha trato de ayudarlo pero el lobo gruñía cada vez que se le acercaba. Desconfiaba completamente de Grisha.

Él quería ayudarlo pero así no podía hacer nada, tendría que ganarse la confianza del lobo cuanto antes. Es así como Grisha decide regresar apresuradamente a su casa para traerle comida, y cualquier otra cosa útil. Mientras él regresaba a su casa aprovechó para pensar en aquel desafortunado lobo. ¿Como había llegado ahí? ¿Que le había pasado? ¿Debería ponerle nombre? -Dijo Grisha en sus pensamientos.

Al cabo de una media hora Grisha regreso con artículos de supervivencia entre los cuales estaban mantas, agua, comida, vendas, alcohol, etc. Todo guardado en su vieja mochila. Además también trajo con sigo un pequeño banquito de madera tallado por el mismo para sentarse junto al lobo, el cual al ver de nuevo a Grisha parecía molestase un poco. El leñador de inmediato comenzó por sacar las cosas que necesitó a de su mochila, una a una eran sacadas hasta que encontró una vieja fotografía, era él junto a sus pequeños dos hijos sentados al lado de un río rodeado de un cálido bosque.

Esa mochila fue la que él llevaba cuando se marcho de la ciudad hace ya 20 años. Mirando la fotografía se había dado cuenta de lo mucho que extrañaba el calor de su familia, mientras tanto el lobo se percató de la comida que traía Grisha y de inmediato soltó unos ladridos un tanto tiernos, se notaba que estaba hambriento. De inmediato Grisha respondió dándole un filete y como era de esperarse el lobo recibió apasionadamente la comida que le ofrecieron, comenzó a devorar el filete como si no hubiera llevado a su boca algún aperitivo en mucho tiempo. Grisha al notar tal comportamiento se lamento por no haber traído consigo más comida que unos 4 filetes.

Mientras el canino comía, el leñador procedió con cautela a cubrir al lobo con una gruesa manta y se alejo, tuvo suerte de que el lobo se concentrara en su filete como si fuera lo único que existiera en el mundo. Al verlo comer tan felizmente se alegró de darle comida al pobre lobo, en entonces que comenzó a pensar en un nombre para el lobo. Grisha tomo su fotografía y permaneció observándola, miraba a sus hijos, entre sus recuerdos supo que nombre darle al lobo. Dante, Te llamarás Dante. -Dijo Grisha. Tras ello se sentó en su banquito y empezó a leer un libro mientras acompañaba a Dante. Después de 5hrs el lobo parecía haberse acostumbrado a la presencia del leñador, simplemente se había acomodado en la manta mientras observaba de frente a Grisha.

Ya eran las 4 de la tarde y era tiempo de la comida así que Grisha tomó de su mochila un sándwich, el lobo percibió la comida y soltó de nuevo, un ladrido tierno; como si tratar de convencer a Grisha. Era evidente que tenía hambre también así que Grisha le dio otro filete fresco. Así es como ambos se encontraban ocupados comiendo pero de repente el cielo comenzó a nublarse mas mientras copos de nieve comenzaban a caer en todo el lugar.

Definitivamente se acercaba una fuerte nevada y Grisha lo sabia, era obvio que no podía permanecer ahí mas tiempo pero Dante no era capaz ni de levantarse por sus heridas Grisha comenzó a guardar sus cosas en su mochila y se alisto para marcharse, mientras tanto Dante notó que el clima estaba empeorando demasiado y de acuerdo a sus instintos, trato de levantarse para ir en busca de refugio pero sus heridas y pata rota evitaban que siquiera pudiera levantarse mas de 3 segundos, sus intentos eran completamente inútiles. Tras fracasar todos sus intentos de levantarse notó que la presencia de Grisha había desaparecido. Dante estaba triste, se rindió y se resigno a intentar más, simplemente se acurrucó en las mantas que le cubrían, su cansancio era tan grande que de inmediato trato de dormir.

Después de unos minutos Dante ya casi se había dormido, la nieve comenzaba cubrirlo poco a poco, parecía que sería el fin de sus días pero de la nada alguien o algo tomó a Dante y se lo llevó corriendo a gran velocidad. Dante estaba muy sorprendido y confundido, cuando se dio cuenta de que era Grisha quien lo había tomado se molestó, aun no confiaba en él así que trato de liberarse de sus brazos. Grisha se dio cuenta de ello y simplemente lo tomo con mas fuerza y comenzó a gritarle ¡Calmate Dante, tenemos que buscar refugio! -Eran las palabras que Grisha gritaba mientras corría en medio del bosque congelado. Sus gritos resonaron en el lugar hasta provocar una avalancha en las montañas. ¡Carajo! Una avalancha, justo lo que faltaba jajaja -Gritó Grisha provocando de nuevo otra avalancha. Dante estaba tratando de morderlo pero cuando vio la inmensa avalancha acercándose se sorprendió tanto que comenzó a ladrar como loco como si dijera "¡corre, corre, corre!" Grisha corría como nunca con su forma particular de correr mientras Dante ladraba como loco también, la avalancha se acercaba cada vez más.

De la nada Grisha se da cuenta de que había una cueva no muy lejos de ellos así que se dirigió a ella, la avalancha casi los devoraba pero el fuerte leñador corrió aún más rápido y saltó a la cueva pero la nieve entró también. A lo que Grisha continúo corriendo dentro de aquél lugar hasta que la nieve dejó de entrar más.

¡Esta avalancha no se compara con la del 87! -Grito Grisha soltando una gran carcajada pero es interrumpido por una mordida de Dante. Él grito y lo soltó en el suelo. ¿Así es como me agradeces después de salvarte la vida? ¡Malagradecido! -Grito Grisha fuertemente. Grisha saco de su mochila una linterna y observó la gran cantidad de nieve bloqueando la salida, era evidente que estaban completamente atrapados ahí. Parece que estamos atrapados Dante... estoy muy agotado, sera mejor descansar -Dijo Grisha antes de caer rendido al suelo. Solo bastaron unos minutos para que ambos se durmieran en aquella desconocida y oscura cueva.

Pasaron las horas hasta que Grisha despertó, con su linterna observó al pobre de Dante aún herido así que aprovecho que estaba dormido y le administró una anestesia para tratarlo. Menos mal que fui medico veterinario, ahora estas en buenas manos Dante. -Dijo Grisha. Paso el tiempo y Grisha término de darle primeros auxilios, sus heridas ya estaban tratadas aunque su pata rota necesitaba tratamiento especial.

El leñador tomo su mochila y comenzó a explorar la cueva, era un lugar un tanto raro, mientras más profundo iba habían más gemas extrañas en las paredes que brillaban con la luz de la linterna, caminó encontrando pequeños riachuelos y plantas junto a ellos. Era agua caliente así que Grisha como loco tomó agua y metió sus manos en los riachuelos, él tenía las manos muy frías y calentarlas en agua caliente era muy placentero, por último guardó agua para Dante y continuó su travesía. Pasaba el tiempo y no encontraba salida, desesperado continuó corriendo en busca de salvación.

Con la angustia y la desesperación al límite observó una salida con luz viniendo de ella, corriendo llegó a la salida y se quedó perplejo al ver un gran valle subterráneo con antiguas estructuras metálicas saliendo de las paredes junto a grandes cascadas de agua caliente, eso no era todo ya que habían grandes agujeros en el techo dejando caer la luz de Albis para alumbrar un gran bosque con viejas ruinas metálicas, incluso habían ríos y lagos que se alcanzaban a ver en aquel maravilloso sitio. Además había un árbol gigante alzándose en lo lejos, acompañado de gigantes pilares metálicos flotando alrededor de él. Mientras Grisha contemplaba el hermoso paisaje una presencia se alzó, se trataba de un gran robot flotante que apareció de la nada.

Grisha aun continuaba sin darse cuenta, seguía inocentemente observando el paisaje cuando el ser metálico flotante se acercó sigilosamente por atrás de él. Finalmente el leñador noto los sonidos metálicos detrás de él, en un abrir y cerrar de ojos el ser robótico lo atrapó con sus rayos de energía provocando que el viejo leñador quedara inconsciente de inmediato. Lucía como si fuera el final de la travesía de Grisha,el viejo hermitaño que vivía en las sólidas y frías montañas de Tennevoll, una región aislada del planeta Gaia. Era prácticamente imposible que alguien pudiera encontrarlo y ayudarlo, de igual manera Dante se había quedado completamente solo rodeado en las mantas de Grisha.

Completamente alejado del lugar, la casa de Grisha se encontraba totalmente sola y abandonada, tras 2 años de estar deshabitada el techo estaba cercano a colapsar debido a una gran capa de nieve, incluso ya habían algunas partes del techo que estaban rotas, dejando pasar el frío de la nieve. Las tuberías y las reservas de agua están, por supuesto, congeladas. A la puerta de aquella solitaria y remota casa, alguien toca la puerta, un misterioso hombre observa con curiosidad aquel sitio.

Advertisement